martes, 29 de septiembre de 2009

Imagenes del segundo y tercer taller

En el Tercer Taller volvimos a captar en la foto varios orbs, esferas de energía, una que puede verse en el ángulo del salón sobre Leo, y otra sobre el hombro de la persona que abraza sus piernas.











Realizamos sin inconvenientes el Segundo Taller Páctico de Chamanismo y aquí también están los infaltables visitantes, orbs, que pueden verse sobre la remera negra de Fernando.


Gandhi

Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en un remoto lugar de la India, llamado Porbandar. Su padre, Karamchand Gandhi, era el primer ministro de Porbandar y pertenecía a la casta de los banias, mercaderes de proverbial astucia y habilidad en el comercio. Su madre, llamada Putlibai, procedía de la secta de los pranamis, quienes mezclaban el hinduismo con las enseñanzas del Corán. Era una mujer devota, austera y que practicaba frecuentes ayunos. En la formación espiritual de Mohandas, se amalgamaron enseñanzas del hinduísmo, el islamismo y el jainismo.
A los trece años, siguiendo la costumbre hindú, lo casaron con una niña de su edad llamada Kasturbai, de quien estaba prometido desde los seis años sin saberlo y de la cual se enamoró profundamente.
Como no era una estudiante destacado, la familia decidió enviarlo a Londres para seguir los cursos de abogacía del Inner Temple, cuyas exigencias eran menores que las de las universidades indias. Tenía diecinueve años y acababa de ser padre por primera vez.
En Londres vivió tres años, entre 1888 y 1891, no sólo se recibió de abogado, sino que conoció la teosofía, el cristianismo y el budismo.
Al volver a Porbandar encontró a su familia desintegrada: la madre había muerto poco antes y los Gandhi habían perdido toda influencia en la corte. Como abogado no halló muchas perspectivas, pero una factoría comercial musulmana le ofreció un contrato para atender un caso de la empresa en Durban, y Gandhi no dejó pasar la oportunidad. Se embarcó hacia Sudáfrica en 1893.
En el país de los antiguos colonos holandeses vivía una colonia hindú formada en su mayoría por trabajadores, a quienes los ingleses llamaban despectivamente sami. Carecían de todo derecho, se les despreciaba y discriminaba. Terminado su trabajo, Gandhi estaba a punto de regresar a la India cuando se enteró de la existencia de un proyecto de ley para retirar el derecho de sufragio a los hindúes. Decidió entonces aplazar la partida un mes para organizar la resistencia de sus compatriotas. El mes se convirtió en veintidós años.
Fundó el periódico "The Indian Opinion", para aglutinar a la comunidad. Sus simpatías anglófilas le llevaron durante la guerra contra los Bóers a organizar el Cuerpo Indio de Ambulancias, acción que mereció duras críticas por parte de los nacionalistas indios.
En esa época bosquejó la teoría del activismo no-violento, que puso en marcha por primera vez para oponerse a la ley de registro. Esta ley obligaba a todos los indios a inscribirse en un registro especial con sus huellas dactilares. Gandhi ordenó a sus compatriotas que no se inscribieran, que comerciaran en las calles sin licencia y, más tarde, que quemaran sus tarjetas de registro frente a la mezquita de Johannesburgo. Como muchos de sus seguidores, fue a parar a la cárcel varias veces, pero el movimiento de resistencia civil obtuvo varios éxitos parciales.
Gandhi, que había abandonado las vestimentas europeas en señal de protesta, partió definitivamente de Sudáfrica con su mujer y sus hijos y llegó a la India en 1915 como un verdadero héroe, por sus campañas en el extranjero. Las masas de Bombay le tributaron un caluroso recibimiento, el gobernador inglés acudió a saludarlo y el poeta Rabindranath Tagore le dio la bienvenida en su Universidad Libre de Santiniketan.
A poco de llegar, en la ciudad de Ahmedabad fundó una comunidad casi monástica en la que estaban prohibidas las vestimentas extranjeras, las comidas con especias y la propiedad privada. Sus miembros se dedicaban únicamente a dos trabajos materiales: la agricultura, para obtener el sustento, y el tejido a mano, para procurarse el abrigo. Aquí dio comienzo a una lucha que Gandhi habría de sostener durante toda su vida: la batalla contra las lacras del hinduismo a favor de los intocables. El primer paso fue admitirlos como miembros de la comunidad.

Gandhi se convirtió en el líder nacionalista indiscutido, alcanzando la presidencia del Congreso Nacional Indio, que supo convertir en un instrumento efectivo en favor de la independencia. Se pusieron en marcha las grandes campañas de desobediencia civil, que iban desde la negativa masiva a pagar impuestos hasta el boicot a las autoridades. Miles de indios llenaron las cárceles y el mismo Gandhi fue detenido en marzo de 1922. Diez días más tarde comenzaba «el Gran Juicio», en que el Mahatma se declaró culpable y consideró la sentencia a seis años de prisión como un honor, con lo que la sesión terminó con una reverencia mutua entre juez y acusado.
Cuando salió de la cárcel el Partido del Congreso se había dividido en dos facciones dividida entre hindúes y musulmanes, Gandhi decidió entonces retirarse de la política, para vivir como un anacoreta, en absoluta pobreza y buscando el silencio como fuerza regenerativa.
Retirado en su Ashram se convirtió en el jefe espiritual de la India, en el dirigente religioso de fama internacional. Su retiro finalizó de manera brusca en 1927, cuando el gobierno británico nombró una comisión encargada de la reforma de la Constitución, en la que no participaba ningún nativo. A la cabeza de la lucha política, Gandhi consiguió que todos los partidos del país hicieran el boicot a dicha comisión. Poco después, la huelga de Bardoli, en apoyo a la negativa a pagar impuestos, terminaba en un éxito total. La victoria del movimiento animó al Congreso a declarar la independencia de la India, el 26 de enero de 1930, y se encargó al Mahatma la dirección de la campaña de no violencia para llevar a la práctica la resolución. Éste eligió como objetivo de la misma el monopolio de la sal que afectaba particularmente a los pobres, partió a pie de Sabartami con 79 voluntarios con rumbo a Dandi, población costera distante 385 kilómetros. El pequeño movimiento se extendió como las olas de un estanque hasta alcanzar toda la India: los campesinos sembraban de ramas verdes los caminos por donde pasaría ese hombre pequeño y semidesnudo, con un bastón de bambú, camino del mar y al frente de un enorme ejército pacífico. Desde ese momento la desobediencia civil fue imparable: diputados y funcionarios locales dimitieron, los prohombres locales abandonaron sus puestos, los soldados del ejército indio se negaron a disparar sobre los manifestantes, las mujeres se adhirieron al movimiento, mientras los seguidores de Gandhi invadían pacíficamente las fábricas de sal. La campaña terminó con un pacto de compromiso entre Gandhi y el virrey de su majestad británica, en virtud del cual se legalizaba la producción de sal y se liberaban los cerca de 100.000 presos detenidos durante las movilizaciones.
Más tarde Gandhi era enviado a Londres para participar en la conferencia que discutía los pasos a seguir para establecer un gobierno constitucional en la India. La presencia del Mahatma en Inglaterra, al margen de la gran acogida popular que le dispensaron los barrios londinenses, no supuso resultados favorables para la causa, y al regresar a su país se encontró con que Nehru y otros líderes del Congreso se hallaban una vez más en prisión.
Varias veces en su vida Gandhi recurrió a los ayunos como medio de presión contra el poder, como forma de lucha espectacular y dramática para detener la violencia o llamar la atención de las masas. La falta de humanidad del sistema de castas, que condenaba a los parias a la absoluta indigencia y ostracismo, hizo que Gandhi convirtiera la abolición de la intocabilidad en una meta fundamental de sus esfuerzos. Y desde la prisión de Yervada, donde había sido confinado nuevamente, realizó un «ayuno hasta la muerte» en contra de la celebración de elecciones separadas de hindúes y parias. Ello obligó a todos los líderes políticos a acudir junto a su lecho de prisionero para firmar un pacto con el consentimiento inglés.
La labor de «pedagogía popular» para curar a la sociedad hindú de sus llagas se extendió a pueblos lejanos, insistiendo en la educación popular, en la prohibición del alcohol, en la liberación espiritual del hombre.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial fue el motivo de que Gandhi, una vez más, retornara al primer plano político. Su oposición al conflicto bélico era absoluta y no compartía la opinión de Nehru y otros líderes del Congreso, proclives a apoyar la lucha contra el fascismo. Pero la decisión del virrey de incorporar el subcontinente a los preparativos bélicos de Gran Bretaña sin consultar con los políticos locales, clarificó las aguas, provocando la dimisión en masa de los ministros pertenecientes al Congreso. Tras la toma de Rangún por los japoneses, Gandhi exigió la completa independencia de la India, para que el país pudiera escoger libremente sus decisiones. Al día siguiente, el 9 de agosto de 1942, era arrestado junto a otros miembros del Congreso, lo que produjo una sublevación en masa de los nativos, seguida por una serie de revueltas violentas en todo el territorio indio. Ésta fue la última prisión del Mahatma y quizá la más dolorosa, porque desde su presidio en Poona se enteró de la muerte de su amada esposa, Kasturbai. Era ya un anciano cuando salió en libertad en el año 1944.
Finalizada la guerra, y tras la subida al poder de los laboristas en Inglaterra, Gandhi desempeñó un rol fundamental en las negociaciones que llevaron a la liberación. Sin embargo no pudo evitar que el odio religioso entre hindúes y musulmanes estallara en sangrientas revueltas.
Gandhi se trasladó a Noakhali, donde habían comenzado los enfrentamientos, y caminó de pueblo en pueblo, descalzo, tratando de detener las masacres que acompañaron a la partición en Bengala, Calcuta, Bihar, Cachemira y Delhi. Pero sus esfuerzos sólo sirvieron para acrecentar el odio que sentían por él los fanáticos extremistas de ambos pueblos: los hindúes atentaron contra su vida en Calcuta y los musulmanes hicieron lo propio en Noakhali. Durante sus últimos días en Delhi llevó a cabo un ayuno para reconciliar a las dos comunidades, lo cual afectó gravemente su salud. Con dolor vió a su país lograr la independencia partido en dos, India y Paquistán.
El 30 de enero de 1948, cuando al anochecer se dirigía a la plegaria comunitaria, fue asesinado por un joven fanático hindú. Tal como lo había predicho a su nieta, murió como un verdadero Mahatma, con la palabra Rama ('Dios') en sus labios.
A pesar de su ausencia física, este Gran Maestro nos enseña que por medios no violentos podemos alcanzar todas las aspiraciones, y que el arma más importante es la luz, sacar a la luz, exhibir públicamente; todos los males que aquejan al ser humano se desarrollan en las sombras, se mantienen en secreto, sacarlos a la luz hacen que desaparezcan como las mismas sombras.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Abrazo al Paraná


Compartimos la Festividad Vasca

Con Don Enrique Otaño, vicepresidente del Centro Vasco de Rosario Zazpirak Bat en ocasión de la festividad del Santo Patrono San Ignacio de Loyola a la que asistimos llevando el mensaje de hermandad y solidaridad del Pueblo Nación Mapuche para con el Pueblo Vasco y en representación de la Lonko (Jefa) Doña Amanda Solís Colihueque.
Ambos pueblos sostienen sus respectivas identidades culturales a pesar de encontrarse ambos divididos por dos estados que intentaron imponerles idiomas y culturas extranjeras.


Acompañados por don Felipe Eyheraguibel, Presidente de la Federación de Entidades Vascas en la Argentina. a quien también transmitimos idéntico mensaje y de quien recibimos cálidas muestras de afecto e invitaciones para compartir espacios y proyectos.

Nuestros padrinos


Don Oscar Campos, hampicamayot (alto chamán de la cultura andina) y su esposa, doña Mamá Cuna son los padrinos de nuestra hermandad. Muchas gracias a ellos por sus consejos, protección, y afecto.